lunes, 18 de noviembre de 2013

La necesidad de Pigmaliones positivos en la educación



El efecto Pigmalión consiste en la autorealización personal provocada por la confianza propia y la que los demás depositan en uno mismo. Hay dos posibles efectos: el positivo y el negativo. Las personas que son capaces de ser un Pigmalión positivo son aquellas que son capaces de depositar en otra persona confianza y expectativas, en cuanto a la posibilidad de poder dar más de lo que está dando esa persona, en cuestiones de personalidad, frente a relaciones, trabajo, aptitudes, etc, y que la trata como tal, provocando lo que se llama la profecía autocumplida, es decir, creyendo en la persona, alentándola y transmitiendo que puede cumplir el objetivo que se marque, ese objetivo se acaba por cumplir.
El efecto contrario, el negativo, se produce con el método contrario, no se anima a la persona a ir hacia el objetivo que quiere consegui, si no que se le reconduce hacia un fin más sencillo puesto que no se cree en la posibilidad de que esa persona sea capaz de llegar, y se le transmite de esta manera.


Creo que la capacidad de ser un Pigmalión positivo debe ser una asignatura obligatoria para cualquiera que quiera dedicarse a la educación. Si el desarrollo de unas óptimas cualidades personales y, en consecuencia, profesionales en las personas depende tan evidentemente de la influencia de la mano que te guía, creo que es de vital importancia concienciar a los docentes de la importancia de este método. Ya no es cuestión de que sea un método o una técnica, ha de ser una actitud fundamental en la práctica educativa. Mejor es aprender en un entorno positivo, afable e impulsor que en un entorno pésimo, que infravalore a las personas y no trabaje por el desarrollo de sus cualidades, si no, más bien al contrario. 

En el siguiente enlace se explica bastante bien en qué consiste este efecto: http://www.youtube.com/watch?v=JIZiWeTNxgc


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