martes, 12 de noviembre de 2013

La NECESIDAD de analizar, redefinir y plantear NUEVOS PROCESOS DE APRENDIZAJE...


Es desgraciadamente palpable el fracaso educativo español. Sin duda existen variadas versiones de los "por qués" de este desastre social, versiones relatadas desde posiciones preocupadas verdaderamente por el desarrollo humano y del bienestar, y otras, desde el interés político sin más preocupación que la de mantener a la población bajo el control conveniente para mantener a los que "no saben" donde están y a los que "sí saben" de su parte. 

Dejando a un lado este tema del conflicto de intereses en la problemática educativa, y, atendiendo la necesidad de esta sociedad cambiante, en el siguiente documental, la profesora Luz Guerrero nos explica y reflexiona sobre la necesidad de un cambio educativo centrado en el desarrollo del aprendizaje emocional, en lugar de centrar la atención en la capatización conceptual del alumno.




La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, cuyo objetivo es el desarrollo de las competencias emocionales (autoconocimiento, empatía, comunicación asertiva, confianza, autoestima, habilidades sociales, cooperación, etc) de la idea de que las emociones son el elemento esencial para la evolución humana, y, aprendiendo de ellas y con ellas, se conduce a la persona a la capacitación de la vida aumentando su bienestar, tanto social como individual.


“La emoción dirige la atención, y la atención dirige el aprendizaje”, Robert Sylwester.


El filósofo australiano John Passmore establece diferencias entre las capacidades del ser humano: las capacidades cerradas y abiertas. En las cerradas encontramos algunas estrictamente funcionales (como andar, vestirse o lavarse), y otras más sofisticadas como leer, escribir o realizar cálculos. Lo característico de estas capacidades, que son muy útiles y, en muchos casos imprescindibles para la vida diaria, es que pueden llegar a dominarse por completo de modo perfecto, es decir, cuando una persona conoce cuanto hay que saber respecto a ellas no queda más por aprender. En cambio, las capacidades abiertas, son de dominio gradual y en cierto modo infinito. Algunas son elementales y universales como hablar o razonar, y otras más optativas como escribir poesía, pintar o componer música. Fernando Savater explica en El valor de educar: “El éxito del aprendizaje de capacidades cerradas es ejercerlas olvidando que las sabemos; en las capacidades abiertas, implica ser cada vez más conscientes de lo que aún nos queda por saber.
Pues bien, sin duda la propia habilidad de aprender es una muy distinguida capacidad abierta, la más necesaria y humana quizá de todas ellas. Y cualquier plan de enseñanza bien diseñado ha de considerar prioritario este saber que nunca acaba y que posibilita todos los demás, cerrados o abiertos, sean los inmediatamente útiles a corto plazo o sean los buscadores de una excelencia que nunca se da por satisfecha. La capacidad de aprender está hecha de muchas preguntas y de algunas respuestas; de búsquedas personales y no de hallazgos institucionalmente decretados; de crítica y puesta en cuestión en lugar de obediencia satisfecha con lo comúnmente establecido. En una palabra, de actividad permanente del alumno y nunca de aceptación pasiva de los conocimientos ya deglutidos por el maestro que éste deposita en la cabeza obsecuente. De modo que, como ya tantas veces se ha dicho, lo importante es enseñar a aprender”, y continúa Savater, “Los espíritus poseídos por una lógica estrictamente utilitaria (que suele resultar la más inútil de todas) suelen suponer que hoy sólo la segunda (la instrucción) cuenta para asegurarse una posición rentable en la sociedad, mientras que la primera (la educación) corresponde a ociosas preocupaciones ideológicas, muy bonitas pero que no sirven para nada. Es rotundamente falso y precisamente ahora más falso que nunca, cuando la flexibilización de las actividades laborales y lo constantemente innovador de las técnicas exige una educación abierta tanto o más que una instrucción especializada para lograr un acomodo ventajoso en el mundo de la producción.”

Teniendo en cuenta los numerosos problemas que se vienen dando en el campo educativo, y concretamente, siendo conscientes del fracaso absoluto que se da en nuestro país, debemos plantearnos la necesidad de recuperar una perspectiva situacional, desde la cual se analicen y redefinan los procesos de aprendizaje.





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